El Instituto de Química y Metabolismo del Fármaco (IQUIMEFA), de la Universidad de Buenos Aires (UBA), importó un concentrado de cannabidiol –CBD- para investigar y describir de forma exhaustiva la composición del aceite de cannabis de uso terapéutico, que quedará a cargo de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
La semana pasada el Ministerio de Salud presentó un borrador para remplazar la actual reglamentación restrictiva de la Ley de uso medicinal de la planta de cannabis. “Actualmente el aceite no tiene un aval científico porque el material vegetal de partida es ilegal”, explicó Albertina Moglioni, la doctora en bioquímica que está al frente del equipo de investigación. "El objetivo es garantizar la calidad del producto para que sea efectivo su uso terapéutico”, detalló.
Con el apoyo del Conicet, el proyecto del IQUIMEFA tiene distintos objetivos y etapas de desarrollo: por un lado, detallar los componentes –de mínima y de máxima- que debería tener el aceite de uso medicinal de cannabis, en un documento científico que pueda ser utilizado como modelo, para la producción y para el control de calidad de los aceites. “La ANMAT nos dio el aval para hacer este análisis, que una vez normatizado queda a su disposición”, señaló Moglioni.
"Por su naturaleza química los componentes de cannabis son lábiles a la temperatura, a la luz y al oxígeno. A cielo abierto, por ejemplo, es imposible mantener la estabilidad genética de la planta. Trabajando de manera artesanal es difícil garantizar la composición del extracto para el fármaco”, añadió.
Moglioni subrayó que, para poder desarrollar un perfil de los activos con los que tiene que contar el fármaco, es necesario tener un patrón de calidad. “Para que el cannabis medicinal se construya como una nueva solución al bienestar de los pacientes, se necesita diálogo y cooperación entre organizaciones sin fines de lucro, gobiernos, empresas y la comunidad científica”, señaló Lucas Nosiglia, responsable en Latinoamérica de Avicanna, la empresa canadiense de biotecnología con la que el Instituto firmó el convenio para la importación del concentrado de 10 gramos de CBD.
El material viene de un extracto de planta cultivada en Colombia, donde la empresa tiene uno de sus laboratorios y predios de siembra. Es la primera vez que la UBA hace un convenio de este tipo, que Moglione caracterizó como “histórico y clave” en la investigación.
Fuente: Página12